martes, 25 de junio de 2013

Últimos 30 días

Salir de un examen tipo test con más convicción de haberlo suspendido que aprobado, que se juegue un amigo tuyo contigo un botellón a que lo vas a aprobar aunque sea bajando el profesor el número mínimo de respuestas acertadas, y deberle a tu amigo un botellón. Volver de Sevilla un martes por la tarde, ir esa noche a una macrofiesta en un colegio mayor con piscina y 2000 personas bañándose, empezar a estudiar una asignatura el miércoles a las 4 de la tarde, ir el jueves a las 11 a ese examen y aprobarlo. Tener 4 días completos para estudiar un parcial de una asignatura en Sevilla, el cual se hace con legislación, salir del examen con buenas sensaciones y sin estar preocupado, que salgan los resultados, haber hecho bien las preguntas de teoría que eran de estudiar y no las prácticas que eran con la legislación por delante, y suspender. Ése soy yo y ése es mi resumen de las últimas semanas. 

Y la verdad, podría estar algo preocupado de tener que presentarme a otro examen más en septiembre, pero hoy, 25 de junio de 2013, quedan exactamente 30 días para que acabe este sueño. Fi de cicle, como diría Pep. Hace un tiempo, cuando había transcurrido el primer mes, decía "buah, me quedan todavía 9 meses". Ahora, como si hubiera pasado un embarazo (aunque nada parecido, la verda), no queda nada como quien dice. Ya han empezado las primeras despedidas. E incluso gente que ya se había ido ha tenido tiempo de volver a hacernos una visita. Por ahora no se me hace duro, sin ánimo de que los que se están yendo se sientan menospreciados. No es eso, ni mucho menos, pero es cierto que echo la vista hacia delante  y sé que un mes de Erasmus da para mucho. Al igual que en el primer mes, con miles de gestiones de papeleos de llegada, burocracia, enterarte de asignaturas y demás de por medio, dio tiempo a mucho, sé que este último puede ser muy amortizado. Pero algo me dice que si el primero se pasó lento, éste lo hará rapidísimo y cuando me quiera dar cuenta estaré escribiendo la entrada en mi blog de despedida. 

¿Suenan estas palabras a despedida y tristes porque esto se acaba? Evidentemente. Pero, como colofón a este post, me quedaré con lo bueno, al igual que sólo me quedaré con lo bueno al terminar este año: me queda un mes para disfrutar del buen tiempo, las cervezas en Piazza Vittoria, los aperitivos, la playa por qué no, los botellones en el Duomo, las salidas por Milán, tomar el sol en el río, los cafés a cualquier hora, y cualquier plan que quien esté leyendo esto me quiera ofrecer. 

martes, 4 de junio de 2013

EN2013

Sábado 25 de mayo de 2013. 13:15 de la tarde. Carlos y yo hemos dejado el buffet del hotel hace unos minutos, haciendo lo que se llama una buena amortización de lo pagado. Hemos tardado poco en subir a las habitaciones, lavarnos los dientes, mirarnos las caras en el espejo para comprobar que han tenido momentos mejores y coger las botellas de plástico llenas de bebida, esas de las cuales ya hemos gastado alguna que otra y que afortunadamente puedes deambular con ellas por donde quieras del complejo. 

El día es soleado pero no hace excesivo calor. Lo suficiente para ir en bañador y sin camiseta y estar a gusto, y no demasiado como para morirte por la resaca que llevas. A pesar de que Il Valentino Grand Village está en medio del campo y a pocos minutos de autobús de la playa, ésa que esta tarde visitaremos para tener mi primera y última fiesta diurna, no se escuchan cigarras. Ese silencio me lo confirma: temperatura óptima. Lo único que escuchamos camino de la piscina, a donde vamos para pegarnos un baño y hacer tiempo mientras calentamos motores bebiendo antes de la fiesta, es el ruido de nuestras chanclas contra sustancias pegajosas del suelo que esperemos sean, al menos en su mayoría, restos de alcohol no limpiado, y el rumor de gente abriendo y cerrando puertas de habitaciones, y gritándose unos a otros que se aligeren, coge la bebida, illo no veas lo que nos ha pasao. 

No vamos hablando de nada en particular cuando mi mirada detecta a unos metros algo gracioso: en el pasillo al aire libre de la planta baja, por donde vamos Carlos y yo, hay dos chicos bebiendo fuera de lo que se supone es su habitación, "hechos peazos", bañadores de flores y gafas de sol como atuendo. Nada llamativo que no hayamos parado de ver todos estos días. Pero me llama la atención que están sentados en los sillones que tiene toda habitación del hotel. Mientras vamos llegando a su altura escucho algo de lo que dicen: españoles, cómo no. Me parece digna de elogio la ocurrencia de los sillones, así que al acercarme a ellos suelto una frase (poco original, todo hay que decirlo) estilo olé olé qué grandes. Sin réplica por su parte, directamente me señalan a nuestra izquierda, justo delante de ellos:

- ¡Os habéis perdido a nuestra amiga Alba!

Carlos y yo giramos la cabeza, hacia unas escaleras que suben al primer piso de este edificio del hotel. Allí está la susodicha Alba, entendemos que otra española, sentada fumando, también con bebida, y en bikini amarillo. No me preguntéis por qué recuerdo el color. Miramos a Alba mientras deceleramos el paso para comprobar qué era lo que nos habíamos perdido. Alba nos mira, eleva la mano que le queda libre sin cigarro hasta el top de su bikini, y se lo baja. 


Bienvenidos al Evento Nazionale 2013. 

Lasciate ogni speranza voi ch'entrate. Como si entráramos en el Infierno, así nos recibió una inscripción al entrar en la primera fiesta nocturna del Evento Nazionale, ese evento que congrega todos los años a más de 2000 Erasmus de toda Italia durante un fin de semana en un complejo hotelero del sur de Italia. La frase venía al pego: no te has gastado 300 € entre vuelo, Evento, bebida y compras varias para venir aquí y hacerte el responsable. Y más sabiendo que posiblemente sea el último viaje grupal de tu Erasmus y tu última oportunidad de auténtico desfase antes de ponerte con los exámenes. 

Ayer hablé con un chico inglés que vino al Evento y que no veía desde entonces, entre otras cosas porque he estado un poco recluído. Me dijo que llevaba toda la semana pasada recuperándose, y que aún necesitaba horas de sueño y de reposo del hígado. No es para menos: nosotros ya hicimos previa el día anterior a bajar al sur, saliendo de fiesta para despedir a Rita y celebrar el cumpleaños de Sara, y dormimos escasas dos horas. Sumadle a ello un día entero viendo Bari, 18 horas al día de fiesta, 6 litros de tinto con limón, 3 litros de ginebra con naranja, vino peleón ilimitado en almuerzos y cenas, copas a 3 euros en la discoteca, excursión a la playa, una hora de sueño la última noche del Evento y 15 horas en el aeropuerto de Bari esperando a irnos. 

Da igual que nos perdiéramos la primera fiesta de por la tarde porque nuestro autobús llegó de los últimos: el presidente de la ESN Pavía ya llegó como las grecas y sin poder enfocar bien la mirada, y nosotros empezamos a pimplar antes de la cena. Da igual que nos perdiéramos la fiesta de la espuma del segundo día porque nuestro autobús de la playa tuviera un encontronazo con una moto, el conductor tuviera que dar parte y estuviéramos 2 horas en una gasolinera: toda excusa es buena para beber, reírte de la mala suerte y organizar una fiesta del azúcar en el autobús. 



3 días y 3 noches. 6 fiestas temáticas. Alcohol propio portable a cualquier lado, incluyendo la increíble discoteca de la foto de arriba estilo anfiteatro romano. Almuerzos y cenas donde te encontrabas gente disfrazada y cantando en las mesas y comiendo como si no hubiera mañana. Botellones en las terrazas de la habitaciones y en la piscina. Fiestón en la playa incluido. Pocas horas de sueño. Mucho pseudo Red Bull marca-supermercado-barato-de-Bari. Mucho sol. Mucha risa. 

El Evento Nazionale se me pasó, literalmente, volando. No hubo descanso. Llegué el domingo al aeropuerto pensando que cogíamos otro avión para seguir continuando la fiesta, que aquello no era más que una pausa para, como dijo Kike, morir tranquilamente en algún lado. Así es el Evento, por si no hubiera sido suficiente, te deja con más ganas de las que tenías antes de llegar. 

Todo lo que he escrito en estas líneas intentan reflejar la locura concentrada en 3 días. Es el éxtasis de ser Erasmus y estar viviendo el final de la aventura. Es querer aglutinar todo lo vivido en un año en un fin de semana. Pero claro, eso es imposible, y es normal que te falten días. Pero para ello ya está la vuelta a la "calma" que se vive como estudiante Erasmus en Italia sin estar en el Evento Nazionale. Que ya es decir.